Un año después de que los hermanos Lumière hicieron la primera exposición cinematográfica el 28 de diciembre de 1895, dos corresponsales franceses llegaron al palacio de Chapultepec para presentar el invento al presidente Porfirio Díaz, justo antes de darlo a conocer a la prensa mexicana.
Es casi nula la información que se tiene acerca del cine mexicano de 1896 a 1910, y los pocos datos tangibles parten principalmente de los senderos inseguros de la prensa y testimonios de cineastas de la época. La razón es, Parafraseando a Leal, Barraza y Jablonska (1993) que ese cine eludía los registros. Tómese en cuenta que los primeros cinéfilos mexicanos eran analfabetas, no hay casi notas en la prensa que anuncien las proyecciones; la mayoría eran gritadas por muchachos pregoneros, dibujadas en volantes o carteles, que se desgastaron con rapidez. Por lo tanto, formarse una imagen del primer cine mexicano es una labor a oscuras, parecida a armar un rompecabezas con unas cuantas piezas.
Porfirio Díaz utilizó el cine para magnificar su figura y hacerse una imagen de poder. Concibió el poder propagandístico del cine de inmediato, y la pantalla no engañaba. Las primeras películas mexicanas expuestas, que podrían calificarse como cortometrajes, fueron grabaciones de la familia presidencial con un tono que rayaba en el reportaje más que en la narrativa. En su evolución, fue desglosándose en el Documental, como por ejemplo, las vistas a celebraciones religiosas y corridas de toros, y el Drama, como “Un duelo a pistola en el Bosque de Chapultepec”, realizado por Gabriel Veyre en 1896, que podría considerarse la primera película de ficción en México, por representar un suceso basado en hechos reales. La cinta causó revuelo en la prensa después de que el público se conmocionó pensando que era la filmación de un acontecimiento real. Claro que las reconstrucciones de eventos famosos no eran novedad en tal año, los mismos Edison y Méliès lo habían realizado con anterioridad.
Antes de irse los concesionarios de Lumière en 1987, vendieron a México aparatos y copias de las vistas que habían proyectado. Trayendo hombres de todos lados dispuestos a filmar, como Salvador Toscano, que instaló el primer y el segundo cine en la ciudad de México, proyectando películas de Lumière, ya con luz eléctrica y un fonógrafo de Edison. Sobra decir que asombró a la población que asistió a sus funciones. Él comenta: “No faltaba quien, una vez terminada la función, se acercaba desconfiado a aquella pantalla, con el ánimo de descubrir el truco que detrás de ella hacía moverse a las figuras.” Posteriormente, él realizaría sus propias producciones cinematográficas y las proyectaría en sus salas.
La película de Gabriel Veyre
en 1986 “Un duelo a pistola en el Bosque de Chapultepec”:
Referencias:
Itsm. (S. f.). Inicios del cine de ficción en México. Recuperado el 12 de noviembre del 2013
http://cinemexicano.mty.itesm.mx/ficcion.html
Leal J., F. Barraza, E., y Jablonska, A. (1993). Vistas que no se ven: filmografía mexicana, 1896-1910, UNAM
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